37. Algo sobre mi actuación en la guerra civil. (copia)
37. Algo sobre mi actuación en la guerra civil.
Como ya os dije al comienzo del “Alzamiento” me movilicé, junto con mis cuatro hijos, en la madrugada del 19 de julio de 1936, acudimos al “Cuartel del Milán”, fuimos registrados y quedamos a disposición, abandonando nuestros trabajos. Yo me quedé en los servicios de cuartel, mis hijos se integraron en los puestos de defensa de la ciudad, pero luego pasamos a ser necesarios todos los movilizados, viejos y jóvenes, porque entre las bajas que sufrimos y el hecho de incrementarse la ofensiva a la que se nos sometía, todos pasamos a ser necesarios en primera línea de fuego.
A raíz de la ofensiva que estuvo a punto de acabar con nuestra resistencia, se habían reforzado las zonas más vulnerables de Oviedo, a mi me hicieron responsable de la zona de la Fábrica del Gas y mi nombramiento se escribió a mano en el reverso de un impreso. En esta orden se recoge mi apellido, como tantas veces, con una grafía equivocada, es muy difícil apellidarse Echeverría, tal vez un día habrá una figura en la familia que consiga revertir esa inclinación
Al hacerme cargo de la defensa de la Fábrica del Gas, que está como sabéis en la calle del Paraíso que es la ronda norte de la antigua muralla, en origen estaba a extramuros, aunque en estas fechas está dentro de la ciudad. Era parte de la ronda exterior, en la falda de la colina donde se constituyó la ciudad de Oviedo con su conjunto catedralicio, sus conventos, etc.
Hoy no se aprecia, pero la calle del Paraíso que bordeaba la muralla norte de la ciudad, nacía en la puerta de Oviedo que se apoyaba en el Monasterio de las Pelayas y daba servicio a esa zona de Oviedo de la iglesia de La Corte, que está situada en la trasera de la catedral y como su nombre indica era la que cumplía la función de iglesia de la corte hasta que se construyó la catedral. Después esa arteria del antiguo Oviedo pasaba bajo el Arco de San Vicente, para llegar a la Corrada del Obispo, que es la explanada de delante del palacio Arzobispal. Al derribar la puerta se dejó una explanada que daba amplitud.
Hacia el norte la colina baja a la Vega, donde se construyó en el siglo XIX la Fabrica de Armas y a ambos lados del conjunto de la fábrica de armas están la carretera de Gijón, y la Cuesta de la Vega, que se continua hacia el norte por la Tenderina.
La carretera de Gijón fue cambiando de nombre. En origen se llamaba la cuesta de la Noceda, había un campo pendiente con nogales, era un camino, cuando se rellenó haciendo un terraplén para darle una pendiente constante y hacerla más llevadera para el tráfico rodado fue la carretera oficial hacia Gijón y luego pasó a llamarse calle del Obispo Martínez Vigil.
Cuando se recreció el nivel de la calle quedaron portales bajo la rasante y se ingenió dejar una trinchera en la parte superior derecha de la calle, en su lateral este que estaba construido previamente. A esa zona “hundida” se la denominó calleja de la Ciega, a la que se accedía desde la calle de la Vega.
En la parte norte de la calle sólo estaba construido el margen contrario, con lo que la zona deprimida de la calle está situada al lado contrario y para comunicar los dos lados se ideó un falso túnel que atraviesa la calle principal y une las dos trincheras que dan servicio a las casas antiguas de la calle. De ese modo la Calleja de la Ciega sirve a los portales pares en la parte alta y a los impares en la parte baja.
He hecho esta descripción no solamente para explicar la ingeniosa solución para resolver un tramo muy pendiente de una calle, si no también para que se vea la complejidad de la defensa de una zona algo tortuosa y con recovecos, como tienen los trazados antiguos de las ciudades.
La Fábrica de Armas de la Vega es un complejo rodeado por una verja bastante sólida, que facilitaba la defensa. Cuando las cosas se nos pusieron feas se puso allí, en la entrada desde la Tenderina, la defensa de la zona de mi competencia. Era la defensa de Oviedo de los ataques desde el Norte. Aunque ya se había comunicado Oviedo con Galicia por las Columnas Gallegas, la defensa de la ciudad estaba constreñida a la zona urbana. En uno de los ataques resulté herido por un obús de un tanque.
Fui herido el 22 de febrero, quedé fuera de combate y creo que el mejor modo de referir lo que vivimos después, es recurrir a las cartas que nos cruzamos por esas fechas, porque recogen una información objetiva, prosaica, sin ningún interés de magnificar, ni pasada por el filtro del tiempo, ni por una memoria que diluye el recuerdo de lo ocurrido.
Con mis hijos en el frente lejos de casa, yo herido e inválido, Matilde y Adosinda en Ponticiella con sus niños, pensamos que lo mejor era irse de Oviedo al campo, donde sería más fácil tanto el aprovisionarse como el pasear sin miedo a la artillería, que parecía estaban empeñados en hundir la catedral y nuestra casa no quedaba demasiado lejos.
La salida de Oviedo requería los correspondientes salvoconductos y organizar la logística pues los transportes regulares no funcionaban.
Recojo una carta de ese momento, es mi primer escrito después de ser herido.
En este papel se ve mi incapacidad física, me dolían mucho las heridas, estaba en un estado febril, no bajé de 39,5º durante un mes, pero me empeñe en escribir, para que mis hijos vieran que podía hacerlo. Trascribo lo que digo en la nota, porque no es demasiado legible.
Querido Juaco: las heridas van mucho mejor y hasta creo que la fiebre también bajó algo. Tu papá
Joaquín (rubricado)
Muchos besos
tu mamá Matilde (rubricado)
Aunque estoy desordenando la cronología, coloco aquí las cartas que envía mi hija Matilde desde Ponticiella en el concejo de Villayón, al caer su escuela en zona roja ella fue reasignada a una escuela ubicada en una zona controlada por las Fuerzas Nacionales. A partir de esa iré insertando las cartas respetando la cronología de las fechas y comentando los recuerdos que me evocan lo que en ella se cuenta.