Epílogo
Epílogo
Cierro aquí la primera entrega de la crónica de mi familia. Me muero de impaciencia por darles a mis hijos y nietos estas notas. Más adelante continuaré con esta labor de perpetuar la memoria familiar.
En la siguiente entrega volveré a la documentación, cartas enviadas de casa al frente, y viceversa; las primeras de ellas para contar las alegrías y penalidades de Quique.
Ya apareció una cita a Maruja, en una carta de Manuel S. Volverá a aparecer y más adelante adquirirá un cierto protagonismo; baste decir de momento que es una joven alumna de la Academia San Isidoro, hija de Juan Alonso, propietario de la casa de Martínez Vigil n.º 9, es decir, vecina e hija de nuestro casero al comienzo de la guerra.